Fitoterapia: ¿Las Plantas Medicinales Tienen Evidencia?

Definición

La fitoterapia corresponde al uso de plantas, o de sus extractos, para el alivio de enfermedades.[1] Al igual que la terapia farmacológica, se basa en el uso de principios activos para tratar la sintomatología.[2] Un principio o ingrediente activo corresponde a cualquier componente químico que tenga una acción farmacológica para la prevención, diagnóstico, tratamiento, cura o mitigación de patologías, así como también afectar la estructura o el funcionamiento del cuerpo.[3]

Cinchona officinalis o árbol de la quina, de donde se obtiene la quinina.[a]

El origen de la fitoterapia es antiguo. Las plantas medicinales han sido utilizadas por diversas culturas, las cuales, mediante el ensayo y el error, fueron recopilando conocimiento y seleccionando las plantas que creían eran adecuadas para tratar las enfermedades.[1,4] Con el paso del tiempo, y los avances científicos, muchos de los principios activos fueron aislados, como la quinina, obtenida del árbol de la quina y utilizada para tratar la malaria, o la aspirina, obtenida de corteza de sauce.[1] Posteriormente, muchos de estos compuestos fueron sintetizados químicamente, sustituyendo la extracción desde las plantas.[4]

Como podemos ver, la farmacología surge del uso medicinal de las plantas, pero no la ha sustituido del todo. Actualmente, la fitoterapia es popular y su uso ha ido creciendo en los últimos tiempos.[1] Una de las razones es su fácil acceso, ya que a menudo se venden como suplementos dietéticos.[5] Otro de los motivos es la percepción de ser más seguras que los medicamentos farmacológicos.[2] Elmaghraby et al[6] realizaron una encuesta online donde participaron 543 ciudadanos saudíes, mayoritariamente con nivel educativo universitario, de los cuales 57,7% respondió que las hierbas medicinales eran más seguras que los productos farmacéuticos. La tradición tiene un gran peso, en el mismo estudio un 85,6% de los encuestados respondió conocer sobre la aplicación de las hierbas medicinales a través de la familia o amigos.[6]

Consumo de fitoterapia

Las plantas con fines medicinales pueden ser consumidores de distintas formas. Las hierbas son vendidas de forma fresca, seca o en bolsas de té[4], las cuales pueden ser consumidas como infusión, extrayendo sus componentes al sumergirlas en agua hirviendo, como decocción, hirviéndolas junto con el agua hasta 100°C durante unos minutos, o como maceración, dejando la planta en agua, vinagre o aceite durante varias horas o días.[1] Las plantas medicinales o sus extractos, pueden ser vendidos como tabletas, cápsulas, polvos, aceites esenciales, cremas tópicas, entre otras.[4]

Los problemas de fitoterapia

Infusión de Mentha spicata[b]

Aunque suene bueno y natural, la fitoterapia tiene varios problemas que es relevante tratar. A pesar de que autores como Echegaray et al[1] señalen que la fitoterapia es ventajosa frente a los fármacos, por no producir efectos secundarios, la seguridad es una de las mayores problemáticas. A diferencia de los fármacos de venta libre, las plantas medicinales suelen no estar reguladas por ningún organismo gubernamental y, la mayoría de las veces, son definidas y tratadas como suplementos dietéticos. La falta de regulación en su proceso genera que haya casos de contaminación, inconsistencia o adulteración.[7]

La contaminación de las plantas medicinales puede producirse por la presencia de metales pesados, restos de pesticidas nocivos o la presencia de microorganismos de origen bacteriano o fúngico.[8,9] Los metales pesados que regularmente se detectan son el mercurio, el arsénico y el plomo[8], los cuales frecuentemente aparecen en preparados de origen asiático, parte de los sistemas de medicina tradicional china y la medicina ayurvédica.[1,8] Estas son dos pseudoterapias que analizaremos en un futuro. Un detalle importante: en ocasiones, estos metales tóxicos son añadidos deliberadamente a los preparados herbales de estos sistemas pseudoterapéuticos, ya que se cree que les otorgan propiedades curativas.[8]

Un segundo problema es que los productos pueden estar adulterados, es decir, que se les ha añadido aditivos extras o ingredientes inadecuados o de menor calidad de forma fraudulenta.[8] Según Zhang et al[8], la adulteración de productos puede ocurrir de tres formas: añadiendo fármacos, sustituyendo especies o añadiendo materiales ajenos, como arena. A algunos productos herbales se les adiciona fármacos con principios activos estudiados para potenciar el efecto deseado durante la venta.[1] Esto es frecuente en la medicina tradicional china[9] y es permitido por la legislación en el país.[8] A lo anterior, hay que añadirle que, producto del método de identificación o del uso de nombres comunes asociados a diversas especies vegetales diferentes, puede ocurrir una identificación errónea que, en principio, no sería un fraude.[8]  

Hierba de San Juan, de donde se extrae la hipericina[c]

Otra problemática asociada a la fitoterapia es la composición de los mismos productos, ya que las plantas pueden sintetizar una gran cantidad de fitoquímicos, como ácidos grasos, alcaloides, flavonoides, entre otros, lo que complejiza saber qué ingrediente es responsable el efecto terapéutico deseado.[8] Además, al igual que los fármacos convencionales, la presencia de principios activos en las medicinas herbales pueden causar efectos secundarios o podrían ser tóxicas para el ser humano.[4] La complejidad química de las plantas también provoca que sus componentes no sean uniformes y sea complejo estandarizar.[8,9] Dependiendo de distintos factores, como las condiciones geográficas, el método de cultivo y riego, la temperatura, humedad atmosférica, entre otros, la concentración de principios activos varía.[8] Un ejemplo es una investigación realizada por Los Angeles Times, que encontró que 7 de 10 productos de la hierba de San Juan contenían entre 75% a 135% del nivel de hipericina, su principio activo, indicado en la etiqueta.[7] Además, el uso de plantas medicinales puede traer contraindicaciones médicas peligrosas si se usa junto a fármacos, como daño hepático o renal,[5] e, incluso, pueden existir interacciones perjudiciales entre diversos productos herbales.[7,8]

Finalmente, la venta libre de estos productos permite a cualquier poder acceder a ellos, sin saber realmente qué problema de salud padecen.[7] Muchas enfermedades tienen síntomas similares. Además, el ciudadano promedio que no está cualificado para realizar diagnósticos médicos, lo mismo aplica para pseudoterapeutas o vendedores en herbolarios, quienes realizan sus prescripciones sin la formación apropiada.[7]

Fitoterapia, ¿ciencia o pseudociencia?

Esta es una pregunta compleja. Por un lado, vemos que la fitoterapia tiene una propuesta de funcionamiento coherente, no muy diferente a la terapia farmacológica, por lo que se pueden investigar tanto las interacciones en el cuerpo humano como su aplicación clínica. Y, como vimos, de las aplicaciones de la fitoterapia se puede derivar la sinterización de medicamentos. Esta postura de la fitoterapia puede considerarse como una práctica de la medicina basada en la evidencia.[11] Pero, por otro lado, tenemos un aspecto más alternativo, que se basa más en la experiencia y el conocimiento tradicional.[1,11] Algunos herbolarios tradicionales, así como también sus consumidores, creen que las plantas están diseñadas de forma armónica por la Madre Naturaleza para proporcionar una medicinal ideal y sinergética.[1] Personalmente, esta postura la considero bastante egocentrista y conveniente. Por otro lado, esta fitoterapia más alternativa se basa en la falacia naturalista y la falacia tradicional. No porque algo sea natural o sea utilizado desde tiempos inmemoriales significa que es bueno y, al contrario, no porque algo es sintético o moderno es malo.[1]

¿Qué podemos concluir? Primero necesitamos revisar la evidencia científica para ver qué indica actualmente. Por ello, el blog Aprendiz Escéptico desarrollará una sección dedicada a la fitoterapia, donde se analizará la aplicación de las plantas medicinales en diversas enfermedades. De esta forma, podremos concluir si lo que indica la tradición se sustenta o no en la evidencia. Además, podremos ver si lo que nosotros o nuestros cercanos consumen es realmente útil y/o seguro.

Referencias Bibliográficas

1. Singh S, Ernst E. ¿Truco o tratamiento? La medicina alternativa a prueba. Capitán Swing Libros; 2018.

2. Echegaray JR, Echegaray P, Mosquera A, Gerrikaetxebarria J. Fitoterapia y sus aplicaciones. Revista Española de Podología. 2011;22(6):258-267. Consultado 13 de junio de 2024. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-podologia-224-resumen-fitoterapia-y-sus-aplicaciones-X0210123811501573

3. Drugs@FDA Glossary of Terms [Internet]. United States Food & Drug Administration. Actualizado 14 de noviembre de 2017. Consultado 4 de julio de 2024. Disponible en: https://www.fda.gov/drugs/drug-approvals-and-databases/drugsfda-glossary-terms

4. Ghosh D. Seed to Patient in Clinically Proven Natural Medicines. En: Gupta RC, ed. Nutraceuticals. Academic Press; 2016: 925-931. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-802147-7.00064-4

5. Manceñido N. Medicina alternativa y complementaria en la enfermedad inflamatoria intestinal. Enfermedad Inflamatoria Intestinal al Día. 2015;14(2):57-64. https://doi.org/10.1016/j.eii.2015.06.006

6. Elmaghrby DA, Alsalman GA, Alawadh LA, Al-Abdulgader SA, Alaithan MM, Alnuwaysir BI. Integrated traditional herbal medicine in the treatment of gastrointestinal disorder: the pattern of use and the knowledge of safety among the Eastern Region Saudi population. BMC Complement Med Ther. 2023;23:373. https://doi.org/10.1186/s12906-023-04197-0

7. Barrett S. The Herbal Minefield [Internet]. Quackwatch. Actualizado 23 de noviembre de 2013. Consultado 4 de julio de 2024. Disponible en: https://quackwatch.org/related/herbs/

8. Zhang J, Wider B, Shang H, Li Xuemei, Ernst E. Quality of herbal medicines: Challenges and solutions. Complement Ther Med. 2012;20(1-2):100-106. https://doi.org/10.1016/j.ctim.2011.09.004

9. Serrano A, Cabrera L, Saldaña M, Avendaño C, Ruiz MB. Riesgos de las plantas medicinales en uso concomitante con medicamentos. Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud. 2003;27(6):161-167. Consultado el 4 de julio de 2024. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=914842

10. Heinrich M. Phytotherapy [Internet]. Britannica. Actualizado 10 de junio de 2024. Consultado 4 de julio de 2024. Disponible en: https://www.britannica.com/science/phytotherapy

Referencia de Imágenes

a. Cinchona officinalis L by James Steakley. Licenciado bajo CC BY-SA 3.0

b. Muntthee 02 by Onderwijsgek. Licenciado bajo CC BY-SA 3.0

c. Saint John’s wort flowers by fir0002. Licenciado bajo CC BY-NC 3.0.

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