Cuando era más joven, pasé por una tienda de «medicina» alternativa y vi el nombre de Flores de Bach. En este tiempo, participaba de un taller instrumental en el liceo, por lo que pensé que las flores hacían honor al músico Johann Sebastian Bach. Fue una gran decepción enterarme, mucho tiempo después, que las flores no tenían relación con el músico. En realidad, corresponden a unas esencias hechas a base de flores que se utilizan o venden para tratar problemas de salud. ¿Son un método terapéutico que funciona? ¿Para qué dolencias se usan? ¿Quién es ese tal Bach? Todas estas preguntas serán respondidas a continuación.
¿Qué son las Flores de Bach?

Las flores de Bach (también llamadas esencias florales de Bach, remedios florales de Bach o terapia floral de Bach) corresponden a un autodenominado método terapéutico que busca tratar la salud humana mediante productos derivados de 38 flores. Su creador fue Edward Bach (1886-1936), un médico y homeópata inglés que estaba convencido de que las enfermedades no tenían su origen en causas materiales, sino que eran el resultado de un conflicto entre el alma y la mente, el cual solo podía resolverse de forma espiritual.[1] Bajo esta visión, el alma conoce su destino en este mundo y sabe cómo debe desarrollar sus virtudes. Por ello, si no se siguen sus mandatos, aparece la enfermedad como un signo de que algo no está bien y se debe corregir.[2,3] Con el objetivo de restaurar la salud, Bach ideó un sistema de sanación que, según sus palabras, «ha sido Divinamente revelado a nosotros»[4(p12)]. Este consiste en 38 distintos remedios florales, destinados a restaurar el equilibrio energético y psicoemocional de las personas.[5]
Los Remedios Florales
Durante su trabajo como homeópata en el Hospital Homeopático de Londres, Bach se convenció de que había una relación entre la personalidad y las bacterias patógenas que afectaban los intestinos de sus pacientes y, en consecuencia, llegó a la idea de que la enfermedad se causaba por los defectos en la personalidad.[6] Incómodo con utilizar patógenos para tratar a sus pacientes, debiendo seguir una de las ideas base de la homeopatía, lo similar cura lo similar, decidió reemplazarlos por métodos que le parecieron más gentiles, como las plantas.[3] Según sus conclusiones, existen siete conflictos fundamentales que previenen desarrollar nuestro verdadero yo y provocando las enfermedades.[1,4] Los remedios florales tendrían el objetivo de transmitir la virtud opuesta al defecto, para su desarrollo.[3] En la Tabla 1 se muestra la clasificación de los defectos y los remedios florales realizada por Bach.
Tabla 1. Lista de Esencias Florales de Bach, estado emocional negativo asociado y grupo al que pertenece.[a]
El sistema floral fue construyéndose de forma progresiva en los últimos ocho años de vida de Bach. Sus primeras publicaciones incluían solo doce elementos, a los que llamó «los doce curadores». Posteriormente, añadió otros más que denominó como «los siete ayudantes».[4] Finalmente, completó su sistema con 19 flores adicionales, que son llamados «los diecinueve restantes»[7] o «los segundos diecinueve»[8], según la fuente.

Uno de los aspectos más llamativos del desarrollo de este sistema es el método de selección de las flores. Bach fue sondeando qué plantas podría utilizar, descartando las especies venenosas, ya que no podrían cumplir el criterio de virtudes curativas, así como también a las especies comestibles.[9] Concluyó que solo las especies florales que crecían a mediados del verano, donde el Sol estaría en su pico máximo, tendrían las propiedades que él buscaba, ya que son quienes recibirían más energía solar.[9] Para escoger las especies, Bach tomaba en sus manos los pétalos de las plantas y, de forma intuitiva, determinaba sus cualidades terapéuticas.[10] Pero no solo se valía de sus manos, sino que también asociaba las características de la planta y su crecimiento a dichas cualidades, como es el caso de la flor Impatients, cuyo nombre hace referencia a la palabra impaciente en inglés (impatient), dado que el fruto se abre al mínimo roce y, en consecuencia, Bach postuló que esta debe administrarse para ayudar a aquellos que tienen poca paciencia.[6]
Bajo la visión de Bach, la propiedad curativa de las flores se transmite mediante una energía vibracional[5], la cual podría extraerse y utilizarse siguiendo dos métodos de preparación: el método del sol y el método de ebullición.[4] En el primero, las flores son recolectadas desde la naturaleza y, luego, colocadas en agua de manantial expuestas al sol durante tres a cuatro horas, evitando que les dé sombra. El segundo método, indicado para aquellos bulbos o flores acompañadas de ramas, troncos u hojas, consiste en poner las partes de la planta en agua de manantial y hacerles hervir durante media hora.[4,6,10] Independientemente del método realizado, una vez concluido, se retira con cuidado la flor, idealmente con una rama de la misma, quedando solo el agua con la energía vital de las flores.[6,10] Este preparado es denominado tintura madre, con la cual se llena un recipiente hasta la mitad y, posteriormente, se le añade brandy, a modo de preservante, hasta llenar el envase.[4,6] De esta forma, el remedio floral ya está listo y, para consumirlo, se deben añadir dos gotas de este en 30 mL de agua. Se sugiere tomarlas unas cuatro veces al día.[3]
¿Para qué se usan las flores de Bach?

Después de hablar sobre las esencias florales, la pregunta que probablemente se nos viene la mente es ¿para qué se usan? En sus primeros escritos, Bach asoció las diversas emociones negativas a síntomas físicos.[4] Por ejemplo, asociaba que la soledad causaba un temperamento violento y estados de histeria o que el orgullo causaba rigidez en el cuerpo.[4] En general, fue bastante vago con dichas descripciones, las cuales fueron desestimadas en posteriores ediciones. Otros autores en sus libros indican que los remedios florales pueden utilizarse ante situaciones de estrés emocional, como el pánico o la depresión.[11] Comúnmente, se menciona que ayudan a mejorar la experiencia psicológica.[5] A pesar de ello, también se observa que se utiliza ante diversas enfermedades, sean físicas o psicológicas, como asma, cefaleas, problemas gastrointestinales, alergias, hipertensión, dislexia, varios tipos de dolores, etc.[11] Incluso, en algunas escuelas especializadas en la formación de terapeutas florales se señala que se pueden utilizar en enfermedades complejas, como el cáncer en niños, o enfermedades inexistentes, como la contaminación electromagnética.[12]
Con lo diversas que son las indicaciones, una duda que nos debería surgir es: ¿realmente funcionan los remedios florales? ¿Cuál es la evidencia al respecto? Lo revisaremos a continuación.
¿Qué dice la evidencia?
Para dar respuesta a esta pregunta, revisaremos dos enfoques. Por un lado, analizaremos qué indica la evidencia científica al respecto y, por otro, examinaremos las premisas subyacentes de la terapia floral.
La evidencia científica de las Flores de Bach
Para examinar la evidencia científica de las Flores de Bach, revisaremos distintos ensayos clínicos aleatorizados y revisiones sistemáticas que pongan a prueba la efectividad de la terapia versus el efecto placebo. Pero antes, debemos revisar algunos términos para poder comprender los hallazgos.
En primer lugar, se entiende por placebo o efecto placebo a la capacidad de curación que se atribuye a algún tratamiento, pero que no es debida a efectos terapéuticos, sino que se debe a componentes psicológicos y la expectativa que tiene la persona sobre la intervención que está recibiendo.[13] Por ejemplo, un efecto placebo serían los besos de las madres a las heridas de los hijos. La saliva de nuestras madres no tiene ningún efecto (y tienen varias bacterias, iug), pero su preocupación y cariño nos hace sentir mejor. Por lo tanto, si una sustancia o terapia no tiene un efecto superior al placebo en una investigación, no es posible atribuirle ninguna propiedad médica, sanadora o farmacológica.
Otros términos importantes por revisar son los ensayos controlados aleatorizados (RCT por su sigla en inglés), las revisiones sistemáticas y los metaanálisis. Los RCT corresponden a estudios prospectivos que buscan medir la efectividad de una intervención o tratamiento mediante la comparación de un grupo de intervención, que recibe la terapia, fármaco, etc., con un grupo control, que no recibe dicha intervención, sino que otra, una imitación de esta, el tratamiento estándar o nada, dependiendo del estudio.[14] La selección del participante en los grupos se realiza de forma aleatoria, evitando que este sepa en cuál se encuentra, además de realizar una serie de procedimientos que eviten que los resultados de la investigación estén sesgados, es decir, que sean afectados por efectos externos a la intervención investigada, asegurándose así de una alta calidad de resultados y de la examinación de la relación de causa y efecto.[14] Por otra parte, una revisión sistemática corresponde a una revisión exhaustiva de todos los estudios relevantes sobre un tópico, los cuales fueron determinados mediante un plan de búsqueda y análisis estratégico, para reducir sesgos y asegurarse de determinar si una intervención realmente funciona o no, y qué tanta confianza existe sobre la información científica que se tiene al momento de realizarlo.[15] Las revisiones sistemáticas suelen estar acompañadas de un metaanálisis, que es un estudio cuantitativo de los resultados de los diversos estudios existentes, que buscan precisar con mayor efectividad el efecto estimado del tratamiento (o los factores de riesgos si es una enfermedad).[15,16] Estas herramientas nos permiten estar seguros de qué tratamientos médicos nos ayudan, en cuáles aún falta investigar para tener mejores conclusiones, en cuáles es importante investigar a mayor profundidad y cuales deberíamos evitar o desestimar, al no demostrar ninguna efectividad. Es importante que un tratamiento sea efectivo, ya que los pacientes, profesionales e instituciones podrían gastar tiempo y dinero en algo inútil. Ahora, que ya tenemos claros estos términos, recorramos el prado floral de la evidencia científica.

Armstrong y Ernst[17] realizaron un RCT con doble ciego, es decir, evitaron que tanto los participantes supieran qué tratamiento recibían, así como también a los profesionales de la salud saber cuál tratamiento le estaban dando a cada participante. Se buscó evaluar la efectividad del Rescue Remedy en la ansiedad de estudiantes universitarios antes de realizar un examen, en comparación a un placebo preparado de la misma forma que el remedo floral, pero sin añadir las flores, es decir, solo agua y brandy.[17] El Rescue Remedy es una combinación de cinco remedios florales (Impatiens, Star of Bethlehem, Cherry Plum, Rock Rose y Clematis) desarrollado por el propio Bach y que se indica ante situaciones de mucho estrés y demanda.[3] Los voluntarios debían tomar de una a cuatro dosis, de cuatro gotas diluidas en un vaso de agua, de forma diaria durante siete días.[17] Además de ello, se evaluó ansiedad con el Spielberger State-Trait Anxiety Inventory (STAI) en tres ocasiones: en la inducción al estudio, siete días antes del examen y posterior a este. Tras analizar los resultados, no se encontró evidencia que sugiera que el Rescue Remedy tuviera un efecto distinto del placebo.[17] Otro estudio buscó evaluar la efectividad del Rescue Remedy frente al placebo en el tratamiento de un grupo de 40 niños con diagnóstico clínico de Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH).[18] Los participantes tomaron una dosis de cuatro gotas diluidas en agua, cuatro veces al día por tres meses. Dentro de las conclusiones del artículo científico, se señala que se falla en demostrar que haya una diferencia estadísticamente significativa entre el efecto del remedio floral y el placebo en los resultados observados en los niños.[18] Halberstein et al[11] evaluaron el efecto del Rescue Remedy en estados de ansiedad agudo en estudiantes de enfermería ante un examen, en comparación a un placebo. Durante tres horas, los voluntarios debían tomar una dosis de cuatro gotas diluidas en un vaso de agua cada 20 min. La ansiedad fue evaluada con el STAI, antes y después de las tres horas del examen. Tras analizar los resultados, no se observó diferencia entre el efecto del remedio floral y el placebo, excepto en un análisis posterior, donde se observó que solo en quienes fueron catalogados con un alto nivel de ansiedad, se reportó un efecto en el Rescue Remedy superior al placebo.[11]
Se han realizado varias revisiones sistemáticas de estudios sobre los remedios florales, entre los cuales se encuentran los mencionados anteriormente. La revisión de Monvoisin[6] incluyó dos estudios de RCT, el de Armstrong y Ernst[17] y otra investigación que evaluó el efecto de una combinación de diez remedios florales frente al placebo en ansiedad. La revisión concluyó que ningún estudio encontró un efecto superior al placebo. Por otro lado, Thaler et al[19] realizaron una revisión sistemática que incluyó ensayos clínicos controlados aleatorizados junto a otro tipo de estudios. En relación con los estudios realizados sobre la ansiedad, aparte de incluir a los dos señalados por Monvoisin[6], incluyó otros dos más, entre los cuales se encuentra el de Halberstein et al[11]. Sobre este, indica que tampoco se encontró un efecto superior al placebo y señala que el hallazgo en personas con alto índice de ansiedad debe ser interpretado por cautela.[19] El otro estudio analizado, realizado en pacientes psiquiátricos, indica que no hay un efecto superior al placebo cuando se midió la ansiedad, antes y después del tratamiento Por otro lado, la revisión de Thaler et al[19] también incluyo dos ensayos clínicos aleatorizados realizados para el TDAH. Señala que ambos fallan en demostrar que haya un efecto superior al placebo para este caso. Lo mismo concluyen para revisar RCT o estudios preliminares para el estrés, la depresión o el alivio del dolor.[19]
Ernst[20] realizó una revisión sistemática de siete ensayos clínicos aleatorizados, incluyendo los cuatro acerca de la ansiedad señalados por Thaler et al[19]. Colectivamente, todos fallan en producir evidencia suficiente que permita asociar mejoras clínicas a las flores de Bach que sean diferentes a las que pueda causar el efecto placebo.[20] Por último, Perestelo-Pérez et al[5] realizaron una revisión sistemática que incluyó otras revisiones sistemáticas y RCT. Las patologías o condiciones para los que fueron puestas a pruebas las flores de Bach en los diversos artículos analizados fueron: ansiedad/estrés (12 estudios), trastorno mental común (1 estudio), TDAH (2 estudios), pensamientos intrusivos (2 estudios), disfunción sexual masculina no orgánica (1 estudio), succión digital (2 estudios), síndrome de túnel carpiano (1 estudio), hipertensión arterial (2 estudios), tiroiditis crónica (1 estudio), artrosis de rodilla (1 estudio), síndrome premenstrual (1 estudio), gingivoestomatitis herpética (1 estudio) y embarazo postérmino (1 estudio). De los 28 estudios analizados, 16 fueron realizados en Cuba, donde los remedios florales son parte de las prestaciones sanitarias públicas y existe gran difusión. En 12 de estos estudios cubanos se encontraron diferencias significativas, pero la mayoría de estos estudios no han sido revisados por pares, fueron conducidos por los mismos sujetos de investigación y poseen grandes falencias metodológicas y en sus resultados, por lo que no son confiables.[5] Cuando un estudio es revisado por pares, expertos de la misma área analizan las investigaciones de forma independiente a los autores, lo que sirve como filtro para que las publicaciones científicas sean de una alta calidad metodológica. Además, el proceso permite determinar su validez, importancia y originalidad, así como también sugerir cualquier mejora al escrito.[21] Por otro lado, en relación con los otros doce estudios realizados fuera de Cuba, solo cuatro demostraron una diferencia significativa superior al placebo, aunque sus tamaños muestrales fueron pequeños. Los autores de la revisión concluyen que las investigaciones no reportan evidencia de eficacia que respalde a la terapia floral.[5]
Lo expuesto anteriormente nos indica que no se justifica el uso de las flores de Bach, ya que no se ha encontrado evidencia robusta que le apoye. Pero, además, se deben señalar varios aspectos que pueden llamar la atención en los postulados de la terapia floral que desarrolló Edward Bach.
El problema de las ideas de Bach
Edward Bach[1] señaló que las enfermedades se causan por un conflicto que hay entre la mente y el alma. Este postulado ignora la gran evidencia y los avances médicos sobre la causa de las enfermedades, entre los que se pueden encontrar alteraciones genéticas, lesiones físicas o químicas, infecciones (virales, bacterianas, fúngicas o parasitarias), mal funcionamiento de un sistema corporal, (enfermedades metabólicas, inmunitarias, neurológicas o psiquiátricas), crecimiento anormal de células, mala nutrición, alergias, contaminación, entre otros.[22] Además de ello, simplifica groseramente la complejidad de las personas, así como de otros seres vivos. Otro problema con dicho postulado es que asume la existencia del alma. Para varias religiones el alma es una parte inmaterial del ser humano, cuya descripción varía según la religión o creencia subyacente.[23] En el caso de la terapia floral, el aspecto religioso está presente en los escritos de Edward Bach. Para él, el hombre era un ser divino e hijo del Creador.[1] Asume que cada persona tiene una misión divina en el mundo y que esta es guiada por el alma.[2] Considera que las flores y su propio modelo fueron revelados divinamente.[4] Bach no se decanta por una religión en particular. Se puede observar en sus escritos cierto sincretismo religioso, citando en pasajes a Cristo, figura clave del cristianismo, y a Buda, figura clave del budismo, además de mencionar ciertos aspectos del hinduismo.[1] No queda claro si Bach pretendía crear un nuevo sistema terapéutico o una religión, pero el resultado es una mezcla extraña entre ambas ideas.
Un punto crítico adicional a su modelo es el funcionamiento de los remedios florales. Como fue mencionado, estos transmiten una energía vibracional que causa la curación de la afección.[5] Esta energía, curiosamente, no es medible ni cuantificable y permite tapar los agujeros que la evidencia exige rigurosamente.[6] Los preparados florales están muy diluidos, por lo que muy pocas moléculas de la muestra original están presentes. Por esto mismo, no poseen cantidades farmacológicamente relevantes para actuar[20] ni existen modelos bioquímicos ni fisiológicos que expliquen o justifiquen cómo actuarían.[11] Es más simple indicar que esta energía fluye y actúa de formas misteriosas. Las alternativas a la medicina tienden a estar imbuidas de una dimensión sagrada y acrítica.[10]
Pseudociencia y coerción
Como vimos en el apartado anterior, la terapia floral de Bach posee postulados carentes de sustento y no ha demostrado que tenga un efecto en las patologías o condiciones investigadas. De hecho, resulta irrisorio que, siendo que se muestra como un tratamiento para restaurar el equilibrio emocional, ni siquiera sirva más que un placebo para la ansiedad. Por lo anterior y las siguientes características que se mencionarán, es posible denominar a la terapia floral como una pseudociencia.
Además de la falta de evidencia, una de las características de las pseudociencias es la creencia en una autoridad. Esta puede ser una persona o un grupo que determinan qué es verdadero y qué es falso, y el resto solo puede acatar sus juicios.[24] Todas las conclusiones y «descubrimientos» de Bach fueron desarrolladas por su intuición, sin entregar una justificación de por qué los preparados florales debían ser realizados de una forma y no de otra.[6] Esto también ser observa en el estudio de Halberstein et al[11], donde critican al estudio de Armstrong y Ernst[13] por utilizar preparados de la marca HealingHerbs®, que no siguen los mismos pasos o métodos que el Bach Centre, centro de formación y venta formado por quienes siguieron el legado de Bach y su asistente Nora Weeks. Los investigadores no aportan un motivo de peso para dicha crítica, solo la tradición. Otra característica presente es el mito del fundador.[6] Bach es presentado usualmente como un hombre bueno, sensible o movido por intenciones buenas en algunas de sus biografías.[3,9] En sitios web de formación y/o venta de productos, como de HealingHerbs® (https://www.healingherbs.co.uk/), Bach Centre (https://www.bachcentre.com/en/) o https://www.floresdebach.cl/ se observa la misma retórica.
Bach consideraba que su trabajo estaba completo y cerrado, sin aceptar cualquier cambio que surgiera.[6] El propio Bach Centre se muestra firme en la oposición de incluir y desarrollar nuevos remedios florales[9], a pesar de la existencia de otros sistemas desarrollados. Esto da cuenta de que existe una falta de voluntad para evaluar y progresar en el conocimiento, otro requisito que cumplen las pseudociencias.[24] Este punto se suma también a una crítica que surge por parte de las autodenominadas «medicinas alternativas» o «complementarias», que indican que no es adecuado utilizar los medios de la medicina basada en evidencia, como los ensayos clínicos controlados aleatorizados, ya que ignoran las diferencias no cuantificables que existen entre individuos y que los resultados de dichos estudios no representan al tratamiento bajo condiciones reales.[10] Este punto también está relacionado a otra característica de las pseudociencias: la falta de repetibilidad de los experimentos y experiencias.[24]
La falta de evidencia sobre la efectividad de las flores de Bach no limita a sus practicantes, formadores o comerciantes. Los sitios web están llenos de testimonios y anécdotas sobre como la terapia florar cambió sus vidas. Algunos testimonios son más creíbles que otros (sugiero revisar la web del Bach Centre para ver algunos ejemplos). Aunque muy emotivos, la evidencia anecdótica es falaz y puede manipularse para simular una prueba fuerte, por muy débil que esta sea.[6] Esta selección cuidadosa permite ocultar la información disonante o que no represente los intereses de la pseudociencia.[24]
Finalmente, otro punto preocupante son las prácticas de manipulación coercitivas que tanto el propio Bach como sus seguidores realizan. Se entiende por persuasión coercitiva a los actos que realiza una persona o un grupo de forma deliberada para influir en la actitud o conducta de otros por medio de la fuerza, ya sea física, psicológica o social.[25] Una de estas es la activación de la culpa, la cual busca manipular emocionalmente a la persona.[21] La concepción de enfermedad como resultado de no seguir los designios del alma y no hacer lo que sería «correcto» busca responsabilizar únicamente a la persona de su situación. Además, cuando se sigue el tratamiento y no se observan los resultados esperados, generalmente se le atribuye al paciente, acusándole de no haber seguido los pasos adecuadamente o de no estar en el estado de resonancia adecuado.[6] Además, la activación de la culpa no solo puede ser hacia el paciente, sino que externalizarda y culpar a algún factor del entorno.[25] Por ejemplo, si hay efectos secundarios, estos son atribuidos a la detoxificación del cuerpo o a que las emociones están saliendo a la luz, y no al remedio en cuestión.[3]
Otras formas manipulación observadas en los escritos de Bach es la alteración de las fuentes de autoridad y la invitación a no pensar ni cuestionar. Él consideraba que la medicina estaba equivocada en su forma de tratar las enfermedades y que, independiente de la gravedad del problema, la enfermedad era benéfica y para nuestro bien, para ayudar a entendernos.[1] Además, llamaba a aceptar sus escritos como una verdad que no debía ser analizada ni discutida, que se debía comprender al instante, invitando a estar libres de las tendencias de la ciencia.[1] Este punto ayudaría a explicar la ausencia de explicaciones en su modelo de salud. Las cosas son así y punto. Bastante caprichoso.
Conclusión
Como hemos revisado, la terapia floral de Bach es un método ineficaz para tratar los problemas de salud. Se intenta justificar mediante el pensamiento mágico, ideas incomprobables y la coerción psicológica. Por esto mismo, cumple los requisitos para ser considerada una pseudociencia y pseudoterapia. Es un engaño que se ofrezca y cobre a las personas para tratar sus enfermedades o problemas. Concordando con lo indicado por Monvoisin[6], la promoción de este tipo de pseudoterapias presenta grandes problemas. Uno de ellos es que impide el desarrollo del pensamiento crítico, al basarse y expandir el pensamiento mágico. Además, independientemente de cómo se presente, sea una terapia alternativa o complementaria, genera una vaguedad y confusión en los pacientes, provocando en consecuencia que se rechace la medicina científica y que se abandonen terapias eficaces o se sustituyan por otras ineficaces e irresponsables. A la larga, estas creencias causan un debilitamiento de los sistemas de salud y son un peligro para la población, especialmente a aquella que se encuentre en situaciones de vulnerabilidad, por mucho que se presenten con hermosos colores, frases encantadoras y una simpaticona sonrisa.
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